lunes, 15 de diciembre de 2008

Bosque de los Mil Sauces (3)

Capítulo Dos
MARA

En el bosque de los Mil Sauces, trepada a un viejo árbol enfermo, una joven ninfa llamada Mara, canta una canción. Su madre la llama.

_ ¡Mara! Hija, está muy enfermo... ni mil ninfas cantando mil canciones podrían curarlo.
_ Tengo tiempo...
_ ¿Para más de mil canciones?
_ Sí, hace una semana que vengo a cantarle. Lo escucho, está mejorando.
_ Está muy viejo Mara... sos muy chiquita, ni toda la magia de tu cuerpo lo curaría.
_ Pero voy a crecer, y le voy a seguir cantando. Todos los días.
_ ¡Ay! Mara, ¿qué voy a hacer con vos? No podés salvar a todo el bosque vos sola. Tendrías que estar ayudándonos a encontrar al humano...
_ Lo estoy buscando má. Desde acá puedo escuchar mejor los deseos. Justo ayer escuché a un humano desear algo interesante...
_ ¿Si? ¿Con una estrella fugaz?
_ No, con una pestaña...
_ Que raro hija, las pestañas no deberían llegar a nosotras. ¿Qué deseó?
_ Descubrir su destino.
_ ¿A sí? ¿Y qué edad tiene?
_ Once...
_ Bueno hija, prestale atención entonces. Si a vos te llegó el deseo, por algo será. Me voy a la asamblea. No te quedes toda la noche en éste árbol Mara, hay arpías por esta zona.
_ Bueno má.

La madre de Mara se pierde entre los árboles. Ella vuelve a su canto, pensando en el deseo del joven humano.

Una ligera brisa pasa por su lado, trayendo con ella una pequeña planta. Mara la agarra en el aire, y ve un pequeño trébol de cuatro hojas. Lo arranca de la planta, lo mira y lo sopla suavemente.

Ojalá que descubras tu destino.

Sonríe.

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