martes, 30 de diciembre de 2008

Tells The Story...


About the girl,
about the issues,
about the love,


That
on New Year's,

some say
last year,

could be
next year,


Her heart
exploded,
and

her soul

imploded.



She never thought,

suspected,
nor
realized,


that
the feelings
could,
eventually,

overpower her.



We mourne that girl today,
a year before,

or maybe,
a day later

with weird black tears

and a crazy song
full of sorrow.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Hear It Speak

If today,
against all fear

I would say,
with more than a tear

stopping delay,
what you needed to hear:

I would pray
for you, my dear

to stop the play
right now, right here.

martes, 16 de diciembre de 2008

(Interrupción) Entre las Sábanas

La casa Stevenson estaba en venta hacía diez años ya.

Cuenta la historia que en el invierno del año 1988 un terrible asesinato había sucedido allí. Dícese que el 14 de Julio de ese año, a las 22:40 horas, James Stevenson mató a su mujer a sangre fría y la amuró en el desván.

Yo se la verdadera historia. Mi nombre es Tom Robinson y voy a contarles lo que verdaderamente ocurrió ese invierno:

Sarah Stevenson era muy infeliz. Su marido era un buen hombre, pero muy ambicioso. Desde su casamiento en el año 1984 su relación había deteriorado notablemente. James ya no era cariñoso con ella, ya no le traía flores, ya no la llamaba por teléfono al medio día, ya se olvidaba de sus aniversarios y parecía también que de sus cumpleaños. Siempre llegaba con regalos comprados a último momento que no tenían toque el personal que una vez tuvieron, y era ya sabido por Sarah que la secretaria de James era quién se encargaba de comprarlos.

En fin, el amor ya no estaba. Casi ni se hablaban ya, más que algunas palabras vanas durante la cena.

James se había transformado durante esos años en socio de su bufete de abogados. Sarah bromeaba con que él en realidad se había casado con el estudio, pues allí dedicó toda su atención durante esos cuatro años de casados. Y dio frutos, al contrario de su matrimonio: Sarah quería tener hijos, pero James estaba muy ocupado con temas legales.

Todos éstos factores fueron de a poco destrozando a la joven Sarah. Ella era preciosa y se había casado con su novio de la secundaria, parecían tener un futuro prometedor. Eran la pareja envidiada por todos, hasta que Sarah hizo lo que hizo.

Ella deseaba un bebé y James no se lo daba. Ella deseaba amor, cariño, pasión: y James no se los daba. Pero ya no estaba tan triste, pues todo aquello que su marido no le podía dar, ella lo encontró en otro lado. Su amorío con este nuevo personaje duró un mes. Y todos sus secretos se escondían entre las sábanas de la cama que ella compartía con su marido.

Sarah ya no se sentía culpable, su marido ignoraba completamente lo que ella hacía durante el día, y ni siquiera se molestaba en averiguarlo ¿Qué importaba entonces? Ella era feliz con su amante, y él era feliz con su estudio. Se podría decir que, en ese entonces, eran un matrimonio perfecto. Hasta que James se enteró. Las sábanas de aquella cama dejaron escapar sus secretos aquél 14 de Julio, y James al fin pudo entender todo lo que su mujer hacía mientras él trabajaba. Al fin entendió las señales del adulterio de Sarah.

El juicio duró un año, y el jurado concluyó en crimen pasional. James se salvó de la cámara de gas gracias a sus altos conocimientos del manejo de la ley, pero no de la cadena perpetua. La evidencia más importante que presentó el fiscal, fue la sábana de aquella cama, que contenía el semen del amante de Sarah, y la sangre de la misma. Los forenses descubrieron entonces que ella al fin estaba embarazada.

Yo fui uno de los testigos principales del juicio de “La gente vs. Stevenson”, y debo admitir que hubiese vendido mi alma para que lo manden a la cámara de gas. Después de todo, no solo mató a mi Sarah, sino a mi hijo también.

lunes, 15 de diciembre de 2008

El Refugio Intermedio (2)

CAPÍTULO DOS.

_ Cuenta la leyenda que mucho tiempo atrás, los hombres perdieron el respeto por el tiempo. De día dormían o se quedaban dentro de sus casas, y de noche salían de fiesta por los bosques. Hacían fogatas y bebían hasta el amanecer sin percatarse de la oscuridad, y luego, cuando el sol estaba en su cumbre, todos se escondían bajo techo.
_ Es cierto que pasó eso. En la ciudad de la que yo vengo, con la llegada de la tecnología entre otros factores, pude observar cómo la juventud perdió el interés por el día, y se fanatizó con la noche.
_ Exacto, y no sólo eso. Se perdió también el respeto a la naturaleza. Siempre encerrados en mundos de ladrillo y concreto, con aire acondicionado y comodidades vanas. La gente ya no aprecia lo que la madre naturaleza nos brinda.
_ Entiendo...
_ Bueno, se dice entonces que una anciana, que vivió toda su vida en una cabaña en el bosque, advirtió de los demonios a quienes habitaban, en ese entonces, Casi Cielo. Pensá Santino, que éste pueblo olvidado que hoy ves, solía ser un paraíso escondido. Y todo quién se halló en éste lugar, se enamoró de él, y nunca más se fue.
_ ¿Casi Cielo? ¿Puede ser? Sólo fue nombrado en términos de ficción, nunca creí que de verdad existiera...
_ Es que nunca quisimos que se sepa, pues el turismo y los extraños en busca de aquello que no es lo que deberían buscar, arruinarían nuestro paraíso terrenal. De hecho lo hicieron. Un grupo de jóvenes guiados por un periodista de mal agüero, llegaron a Casi Cielo con falsas búsquedas y malos hábitos, el mismo verano en que las profecías de la anciana se concretaron por primera vez.
_ ¿Sin respeto al tiempo y a la naturaleza, supongo?
_ Claro, y cómo jóvenes de la ciudad, sus modos fueron rápidamente contagiados a los jóvenes que en ese entonces habitaban el pueblo.
_ ¿Y qué pasó?
_ La anciana reapareció, con sus teorías extravagantes. Decía que los árboles y los animales discutían hace tiempo, y que ya no era sabio ignorarlos. Dijo que escuchó, entre murmullos, que ya no aguantarían ésta falta de respeto. Oyó hablar de demonios y de guerreros, de castigos y de maldiciones...
_ ¿Y la gente la escuchó?
_ No, todos la creyeron loca, y la anciana volvió a su cabaña para ya no salir.
_ ¿Nunca más apareció?
_ No, y luego de ya entender lo que ella advertía, la buscamos. Pero nunca nadie supo dónde estaba la cabaña de la anciana, y el día de hoy la creemos muerta.
_ ¡Que extraño! Que increíble...
_ Ojalá tuviese la ignorancia para creerlo mentira. Si tan sólo nunca los hubiese visto...
_ ¿Y cómo hacen para evitarlos?
_ Cada familia tiene sus métodos. Hay algunos que ignoran la posibilidad de morir ante demonios en forma de lobos, y armados viven su vida como pueden. Otros dejan carne y agua en sus cocheras y tapan puertas y ventanas. Pero todos venimos al refugio cuando ya el peligro nos toca los talones.
_ Ya veo... ¿Y el peligro llegó a vos con el Día hoy?
_ Si... Hay gente que, luego de sobrevivir a algún demonio, perdió la cordura. Muchos nunca más hablaron. Nadie sabe exactamente qué es lo que le hacen a uno. Sí, son lobos, y destruyen. Pero también son demonios y guerreros...

La musa habló con el escritor hasta que los primeros rayos del día hicieron su aparición por las pequeñas ventanas de la cantina. Santino la escuchaba con sincero interés, pero no podía evitar sentir felicidad al escuchar esa perfecta voz dirigida hacia sus oídos. La historia que ella le contaba era bizarra, fantasiosa e increíble, pero todo parecía completamente real en el contexto en el que Santino se encontraba.

¿Cómo había llegado a aquél lugar que, teóricamente, no existía? ¿Cómo se había encontrado, de repente, con tantos problemas ajenos a su vida normal?

No importaban ya los “cómo” para Santino, pues todas las decisiones que tomó aquel año lo llevaron a conocer a la mujer de sus sueños. Ella estaba asustada, y en peligro. Parecía frágil y desprotegida, parecía sola y triste.

Valentina tomó la mano de Santino y dijo:

_ ¿Estás pensando en qué fue lo hiciste mal para llegar acá?
_ No. Pienso que tuve suerte, y agradezco haber tomado las decisiones que tomé éste año, porque me trajeron acá, hoy.

Santino quiso besarla cuando la vio sonreír a su comentario. Pensó entonces en cómo tendría que hacer para protegerla. No quería dejarla ir. No quería que ella sienta miedo, ni que sufra. Quería cuidarla, en lo posible hasta que la muerte los separe.
Se quedaría en Casi Cielo con ella, si lo recibiera. Batallando demonios en forma de lobos, peleando contra el Día y la Noche, y viviendo sólo atardeceres y amaneceres con ella a su lado.

Eran las siete y media de la mañana cuando la realidad y la ficción se unieron ante los ojos de Santino. Su conversación con Valentina ya había tomado un camino mas ameno, y por un momento pareció haber olvidado a los demonios que la acosaban.


Hablaron de la vida, de las religiones, de los trabajos y de los viajes; de sus respectivas familias y de sus sueños frustrados. Rieron y bebieron, y se sintieron cómodos, a punto tal que Valentina creyó haberlo conocido desde siempre; y deseo conocerlo para siempre.

Santino dejó de pelear sus instintos, y en medio de una oración que Valentina intentaba exponer, la besó cómo si fuera el último beso que daría en su vida. Muy a pesar del escritor, su momento de gloria fue interrumpido casi al instante.

_ ¡El Día comenzó hambriento! ¡Nadie salga del Refugio!
Dijo un extraño al entrar a la cantina. Tenía sangre en la cara y en las manos, estaba histérico y tan agitado que se perdía en sus respiros.

Timoteo se acercó a él, y con una silla en una mano y un maletín de primeros auxilios en la otra, fue a su ayuda.

_ ¡Valen! ¡Necesito tu ayuda!
_ ¡Ya voy Tim!
Contestó la musa.

Santino se quedó inmóvil, pero sus ojos estaban bien abiertos. Por su mente pasaban frases y oraciones que había escuchado ese día. Repasaba la leyenda de los demonios, y el beso con Valentina. La anciana del bosque, los lobos, el hombre que pudo combatirlos, la historia de la familia de Timoteo... Y el beso con Valentina.

De un salto y como si no hubiese pasado ni un minuto, Santino corrió hacia su musa con deseos de ayudarla. Ella estaba cosiendo las heridas de ese pobre hombre, y debo aclarar que no le temblaba la mano. Hablaba con aquél que no fue lo suficientemente rápido, trataba de calmarlo y de averiguar qué era lo que había pasado.

_ Fue el día, me agarró distraído. Estaba arreglando el tractor con Tomás, y de la nada me saltó encima. No pude defenderme, tenía demasiada fuerza y sus garras eran muy filosas. Cerré los ojos creyéndome hombre muerto, cuando Tomy con un fierro le pegó al demonio en las costillas...
_ ¡No! ¿Y qué pasó?
_ El demonio me dejó, después de darme un mordisco en la pierna, y se volvió hacia Tomy. Le grité, le dije que corra. Pero él no quería dejarme, y parado encima del tractor como carnada para lobo, estiró su brazo para levantarme.
_ ¿Te subió?
_ Si, me subió al tractor y como por arte de magia lo hizo arrancar, pero el demonio nos seguía... y no les miento si les digo que todavía siento su respiración en mi nuca.
_ ¿Y Tomy? ¿Dónde está?
_ No muy lejos de acá el tractor nos falló, y el día casi nos alcanzaba. Tomy me agarró, y me acercó lo que pudo hasta la cantina. Me dijo que, sea como sea, llegue al refugio. Que él me alcanzaría luego. No quise dejarlo ahí, lo juro. Pero Tomás fue muy insistente... Me dijo que lo distraería para que yo tenga una oportunidad.
_ ¡Dios!


_ No Valen, Dios no tiene nada que ver con éste pueblo donde los demonios reinan. No quiero ser pesimista pero... Yo no creo que sobrevivamos éste verano. Están más fuertes, más grandes, más agresivos... en fin, mas poderosos que nunca. Una vez bebieron de nuestra sangre, y ya no desean nada más.

El Refugio Intermedio (1)

CAPÍTULO UNO.

Era de madrugada cuando el extraño entró a aquella precaria taberna.

Su porte y su ropa suponían un cansancio frustrante. Sus botas gastadas y sucias nos advierten de un viaje que aún no termina, mientras que sus ojos sólo muestran tristeza y desolación.

Sentado en la barra, con la mirada perdida y la mente más aún, sus pensamientos son interrumpidos:

_ Extraño, ¿Qué le puedo servir?
_ Lo más fuerte que tengas.
_ ¿Mal día?
_ Se podría decir...
_ ¿Y qué lo trae por estos olvidados pagos? No solemos tener muchas visitas por aquí...
_ Me trajo el viento. No estoy seguro siquiera dónde estoy...
_ Entonces... Empecemos con un tequila adentro de un whiskey. ¿Le parece?
_ Me parece perfecto.

El barman era un ser peculiar, como todo y todos a su alrededor.
Con su barba crecida y superada en canas, llevaba una camisa colorada a cuadros, medio abierta y arremangada de brazos sobre una musculosa blanca, y unos jeans desgastados.
Su pelo estaba recogido en una corta cola, y entre las canas se entendía pelirrojo. Su mirada era la de aquél que vio más cosas de que las que debería: triste y extraña, pero sabia y cálida. En sus brazos mostraban numerosas cicatrices.

_ ¿Mejor?
Preguntó el barman después de ver al visitante beber su alcohol.
_ Algo.
_ Dígame, extraño, ¿Qué lo aflige?
_ La vida... Sus demonios...
_ Si el viento lo trajo aquí para escapar de los demonios... disculpe que le diga, pero agarró la brisa equivocada.
_ Es probable, la vida suele burlarse de mí. Pero sigo señales e impulsos, y “El Refugio Intermedio” llamó mi atención.
_ ¿Vio el cartel? Lo tallé yo mismo 15 años atrás.
_ Bien hecho, es él quién trae extraños como yo buscando refugio.
_ Todos buscamos refugio en éste pueblo, todos lo necesitamos. ¿Otro trago?
_ Por favor.

Mientras su trago se servía frente a él, el extraño se dedicó a observar.
La taberna poseía una luz tenue que solo brillaba lo suficiente como para reconocer caras ya a un metro de distancia. Era pequeño el lugar, humilde pero bien armado. Las mesas contaban con velas en su centro, y algunas flores en un largo vaso de vidrio.
Habían dos mesas de pool en la parte de atrás y una rocola con música vieja y olvidada, pero oportuna y fiel al lugar.
Entre el humo de cigarrillo y habano, la poca luz, y el encierro, se podían distinguir las siluetas de otros extraños buscando refugio en aquella taberna que, fiel a su nombre, albergaba a toda persona perdida y confundida. Algunos se juntaban y hablaban, se saludaban de lejos con una seña o un guiño de ojo, otros, sentados solos, bebían sus penas.

_ ¿Y? ¿Otro?

_ ¿Por qué no?
_ ¿Qué le parece mi refugio intermedio?
_ Me gusta lo que veo, pero más aun el sentimiento.
_ ¿El sentimiento?
_ Si... No estamos solos. Somos pobres almas heridas buscando paz y auxilio.
_ ¿Escritor, no?
_ ¿Qué me delató?
_ El detalle.
_ Claro, sí. Mi viaje empezó con destino a llenar las páginas de mi obra maestra.
_ ¿Y cómo va con eso?
_ Usted dígame.
_ Le digo lo siguiente: Si buscaba algo de lo que escribir, el viento lo trajo justo a dónde necesitaba. Mi nombre es Timoteo, manténgase cerca, yo invito los tragos.
_ La trama crece, me gusta. Yo soy Santino, mucho gusto.

Eran las cuatro de la mañana cuando Valentina entró a la taberna, todas las siluetas rodaron sus cuerpos hacia las puertas de madera que hacían de entrada al lugar.
Santino la observó con ojos de poeta y versos hermosos empezaron a darle vueltas en la mente. Creyó haber visto a la mujer que protagonizaba todos sus escritos desde que por primera vez se enamoró de las palabras, pero rápidamente volvió su silueta a la barra, se prendió un cigarrillo, suspiró y dijo:

_ Me parece que es hora de una cerveza, Timoteo.
_ Pero por supuesto, extraño, sale una helada.
_ Santino es.
_ Bueno, Santino, tu cerveza.

En el banco a la derecha de Santino, la mujer que mantuvo el silencio de la cantina por dos minutos, se sienta a hablar con el Barman.

_ Hola Tim, ¿Alguna novedad de la Noche?
_ Los Mosley se le escaparon hace unas horas, pero Tadeo no fue tan rápido...
_ ¡No! ¿Qué le hizo?
_ Nadie sabe bien, lo llevaron al hospital con heridas en los brazos y en el cuello, pero consciente. Dicen que no habla.
_ No lo puedo creer... ¡Otro más! No sé como vamos a sobrevivir este verano...
_ Ni yo, cada vez es más difícil escapar...
_ Lo sé, hoy casi conozco mi fin con Día.
_ ¿El Día atacó hoy?
_ Si, cerca del Molino. Me salvé de casualidad, escondida entre los árboles hasta que se ponga el sol, temiendo también al momento en que el Día se vaya, pero llegue la Noche. De ahí corrí hasta la cochera, busqué la camioneta... y me vine a refugiar a tu casa.
_ Me parece perfecto, para eso está. Según tu día... ¿Tequila?
_ Eso mismo Tim.
_ Tenemos un visitante, Valentina. Es un escritor en busca de trama, le ofrecí darle una mano, pero con Noche al acecho, y la gente entrando, puede se me complique.
_ (Después de tomar el tequila) ¿En qué te puedo ayudar Tim?
_ Éste buen hombre a tu derecha es extraño acá, y aunque la historia del Día y la Noche le servirá de ayuda en su tarea, también es necesario que lo sepa... ¿Me entendés?
_ Perfectamente.

Timoteo, entonces, hizo las respectivas presentaciones. Sirvió un tequila y un whiskey para ambos, y se acercó hacia un grupo de gente agitada que recién entraba.

_ Bueno, extranjero, bienvenido a El Refugio Intermedio. Acá, en esta simple cantina en el medio de la nada, la gente viene a esconderse de los demonios y sus desastrosas proezas. Propongo un brindis por haber sobrevivido al Día y la Noche hoy. Bien merecido a aquél que no sabía de ellos y los burló sin siquiera saberlo. Y a mi, por supuesto, que escapé del Día y burlé a la Noche.
_ Acepto el brindis, todavía en la ignorancia del tema que hablamos, presintiendo que lo voy a necesitar.
_ Oh si, es necesario. Y obligatorio.

Dijo Valentina con una sonrisa seductora en su misterio.

_ Soy Santino, un gusto.

Dijo después de tomar al unísono con su musa desconocida hasta ese día.

_ El gusto es mutuo. Ahora decime Santino, ¿Qué es lo que buscabas en un pueblito olvidado como éste?
_ Inspiración a base de experiencias, paz, tiempo para pensar... No sé, no se siquiera cómo llegue acá, un lugar me llevó a otro y estoy hace un año viajando. Escribo de lugares, de personas que conozco, de experiencias que vivo... Pero aún no encuentro el tema de mi obra maestra. De aquél libro que me haga sentir entero y transmita lo que es importante en verdad.
_ Entiendo, y más de lo que creerías. He viajado mucho en busca de paz, pero terminé acá, cuando encontré fin a tantas cosas amadas, pero inicio a tantas otras.
_ ¿Y qué es ésto del día y la noche? ¿Sobre ellos se basa el fin de lo amado?
_ Si... Son demonios. Lobos.
_ ¿Lobos?
_ Si, grandes y fuertes lobos. Uno blanco que sólo aparece de día, y uno negro que sólo aparece de noche. Nunca verás a ambos juntos, nunca verás al negro cuando el sol todavía brille, ni al blanco cuando las estrellas se muestren.
_ Increíble... ¿Y qué hacen?
_ El Día destroza, y la noche devora. Ambos hieren, ambos muerden, ambos matan. Poca gente se cruza con ellos y vive para contarlo. Desde que empezó el verano, hubieron 5 muertes de Día, y 3 de Noche.
_ ¿En sólo dos semanas?
_ Si, y han habido veranos peores...
_ Claro, ahora entiendo, “El Refugio Intermedio”...
_ Exacto. Nunca atacaron dentro de la cantina. Y parece ser que Tim se encargó de hacer de este lugar un lugar seguro, después de haber perdido a su mujer e hijos en garras de Noche.
_ ¡Que tragedia! ¿Nadie pudo nunca detenerlos?
_ Hubo, décadas atrás, un hombre que se decía era el único que te podía salvar de los demonios. Yo era muy chica en ese entonces, pero recuerdo a mis padres hablando de eso. Hubieron pocas víctimas en esos años, muy pocas. Una o dos por año. Pero nunca nadie supo cómo lo hacía, y a esta altura es más una leyenda que una realidad. Seguro Tim sepa más al respecto.
_ Después le preguntamos. ¿Y qué más se sabe de estos lobos?
_ Hay una leyenda...

De la barra se asoma Timoteo:

_ ¿Otro trago muchachos?
_ Dale, Tim.
_ Por favor.

Bosque de los Mil Sauces (4)


EL CLAN

Nueve años después, a la orilla del Lago de la Claridad, las ninfas se reúnen para hablar con el silfo Nicanor.
Los silfos son las criaturas más sabias que hay en la tierra, son de espíritu elemental y puro. Tienen una memoria que comprende desde antes de la creación del hombre y de todas las criaturas mágicas.
Él había convocado una reunión con ellas, como antes había hecho con las sirenas y las hadas.
Las ninfas estaban nerviosas, Nicanor había aparecido ante ellas sólo una vez, y no fue para dar buenas noticias.
Una vez sentadas en forma de ronda, Nunabi, la líder del clan, daría comienzo a la asamblea.

_ Hermanas, el silfo Nicanor convocó esta reunión para hablarnos sobre los acontecimientos que pasaron éstos últimos años. Como todas sabemos, el mundo mágico en éste bosque está en peligro. Todas fuimos testigo de las atrocidades que ocurrieron en éste último tiempo, y creo que estamos de acuerdo en pensar que la profecía se está cumpliendo, y que nuestro bosque, junto con todas las criaturas que lo habitan, sean mágicas o no, está enfrentando su extinción...

_ Perdón, pero... Nunabi ¿Extinción? ¿No es un poco fuerte la palabra?
_ No Giza, es la palabra exacta, según lo que..

De entre los árboles entra Mara corriendo.

_ ¡Perdón má! ¡Perdón!
_ ¡Mara! En cualquier momento estará llegando Nicanor ¿Te parece forma de llegar?
_ ¡Perdón!
_ ¿Estabas en el árbol, verdad?
_ ... Me dijiste mil canciones...
_ ¡Por Dios Mara!

Giza interrumpe la discusión.

_ ¡Ay Mara! Lo vi al árbol con Suni la otra vez, es increíble cómo se recuperó...
_ ¡Giza! No la incentives.
_ Perdoná Nanubi, pero es verdad que es increíble. Tu hija debe de tener un poder especial... yo no hubiese podido curarlo y le triplico la edad.

Una brisa de calor mueve entre ellas un montón de hojas verdes. De allí aparece el silfo. Habla:

_ Es verdad hermana Giza, es un gran poder el que tiene Mara. Y tan joven. Pero no envidien lo que no tienen hermanas, porque tanto como su poder, que sobrepasa al de su raza, como su belleza, que puede confundirse con la de un hada, por algo se le fue dado.

_ ¿Que quiere decir con eso hermano Nicanor?
_ Pues, Nanubi, que el poder que se nos ha dado, a cada uno de nosotros, tiene una función. Y, como dice en la profecía:

“... En el momento justo de desespero en el Bosque de los Mil Sauces, surgirán criaturas extraordinarias de cada una de las especies que habiten en él, quienes juntas emprenderán la misión de encontrar al humano que terminaría con nuestro martirio ...”

Bosque de los Mil Sauces (3)

Capítulo Dos
MARA

En el bosque de los Mil Sauces, trepada a un viejo árbol enfermo, una joven ninfa llamada Mara, canta una canción. Su madre la llama.

_ ¡Mara! Hija, está muy enfermo... ni mil ninfas cantando mil canciones podrían curarlo.
_ Tengo tiempo...
_ ¿Para más de mil canciones?
_ Sí, hace una semana que vengo a cantarle. Lo escucho, está mejorando.
_ Está muy viejo Mara... sos muy chiquita, ni toda la magia de tu cuerpo lo curaría.
_ Pero voy a crecer, y le voy a seguir cantando. Todos los días.
_ ¡Ay! Mara, ¿qué voy a hacer con vos? No podés salvar a todo el bosque vos sola. Tendrías que estar ayudándonos a encontrar al humano...
_ Lo estoy buscando má. Desde acá puedo escuchar mejor los deseos. Justo ayer escuché a un humano desear algo interesante...
_ ¿Si? ¿Con una estrella fugaz?
_ No, con una pestaña...
_ Que raro hija, las pestañas no deberían llegar a nosotras. ¿Qué deseó?
_ Descubrir su destino.
_ ¿A sí? ¿Y qué edad tiene?
_ Once...
_ Bueno hija, prestale atención entonces. Si a vos te llegó el deseo, por algo será. Me voy a la asamblea. No te quedes toda la noche en éste árbol Mara, hay arpías por esta zona.
_ Bueno má.

La madre de Mara se pierde entre los árboles. Ella vuelve a su canto, pensando en el deseo del joven humano.

Una ligera brisa pasa por su lado, trayendo con ella una pequeña planta. Mara la agarra en el aire, y ve un pequeño trébol de cuatro hojas. Lo arranca de la planta, lo mira y lo sopla suavemente.

Ojalá que descubras tu destino.

Sonríe.

Bosque de los Mil Sauces (2)


NANA

Un taxi paró en la puerta de su casa mientras Tomás ayudaba a su madre a lavar los platos del té.

_ Estoy bien acá gordo, ¿por qué no vas a ayudar a tu abuela con los bolsos?
_ Bueno má, voy.

Salió a la puerta, y la vio salir del taxi.

Nana no era la típica abuela regordeta de pelo blanco en un rodete. No señor, ella era alta y rubia, llevaba el pelo largo suelto y tenía unos ojos azules oscuros que llamaban la atención de cualquiera.Tenía arrugas en la cara, pero se notaba que había sido una mujer muy atractiva en su época, cualquiera que esa sea.

Cuando Tomy tenía seis, siete y ocho años, Nana le contaba todo tipo de historias mágicas y fantásticas. Le contaba de las hadas, los duendes, los dragones y los centauros, teniendo aventura tras aventura en algún bosque mágico, no lejos de la realidad. A Tomy le fascinaban las historias. Tanto fue así que se formó un fuerte lazo entre ambos, pues se perdían en las fantasías del joven, guiadas por su abuela.

Pero todo había cambiado ahora. Tomy estaba creciendo y resentía a su abuela por haberle regalado un mundo mágico que luego la realidad le quitaría.

_ ¡Hola Nana! Te ayudo.
_ ¡Hola Tom! ¡Pero que grande que estas! ¡Es increíble!
_ No exageres Nana.
_ No exagero, tonto. ¿Alguna novedad? ¿Me perdí de algo?

Y por lo viejos tiempos, el joven comentó a su abuela:

_ Se me cayó una pestaña hace un ratito.
_ ¿Si? ¿Y pediste un deseo?
_ Y, sí Nana. Hay algunas cosas que me dejaste de hábito.
_ Tonto, no critiques mis creencias locas. ¿Pediste algo interesante?

Tomás pensó un rato antes de contestar.

_ Sí, eso creo.
_ Te apuesto a que se te cumple...
_ No me dejan apostar.
_ Tonto.

Bosque de los Mil Sauces (1)

Capítulo Uno
EL LLAMADO

Faltaba una semana para el cumpleaños de Tomás, y su madre organizaba una pequeña reunión para festejar. Su abuela llegaría dentro de una hora y su madre estaba ordenando el cuarto de Tomás para que se quedara ahí hasta la próxima semana. Él dormiría en el ático, a él le gustaba el lugar. Por la ventana se podía ver todo el bosque de los Mil Sauces.

_ ¡Tomy! Acabo de hablar con Nana, estará llegando en una hora...
_ Bueno má, yo ya acomodé todo acá arriba.
_ Bien hijo. Ahora bajá que te hago un rico té.
_ ¡Ya voy!

Tomás abrió la ventana y miró hacia el bosque. Los árboles se movían al son del viento. Tomás juraba escucharlos cantar.

El viento le hizo picar los ojos, y mientras cerraba la ventana, notó una pestaña en su dedo índice.

_ ¡Tomy! Dale hijo, te estoy esperando.
_ ¡Ya voy!

Miró la pestaña, pidió un deseo, y la sopló por la ventana.

_ ¡Estoy yendo!

Zú Reino

Había una vez un Rey. Tenía 50 años y se llamaba Raymond: Rey Raymond.
Raymond vivía en un gran palacio llamado “El Gran Palacio”.

No tenía hijos, ni mujer, ni ningún otro familiar. Sin embargo nunca estaba solo.
Estaba constantemente acompañado por sus mayordomos, guardias, consejeros reales, y demás.

Toda su vida se basaba en las difíciles decisiones de un líder soberano, que sólo se interesaba en reinar su reino... llamado Zú Reino.

Un día se encontraba el rey Raymond en El Gran Palacio tomando su Decisiones Diarias sobre la mesa:

_ ¿Desea más Decisiones Diarias su majestad? Preguntó su mayordomo, Alfredo Alfil.
_ No gracias Alfredo, comí suficiente por hoy. Le respondió el Rey Raymond.

Después de su desayuno nutritivo con las sabrosas galletitas "Decisiones Diarias", nuestro rey se fue a descansar a su recámara real.

Zú Reino era un reino sin colores. Todo era blanco y negro.

Mientras descansaba el rey en su recámara blanca, tubo un sueño revelador: soñó que necesitaba una Reina. La necesitaba para poder ganar ¿Pero ganar qué?

Al día siguiente, vino un peón que trabajaba en los establos a decirle lo siguiente:

_ Mi estimado Rey Raymond, en los establos hablé con un peón del reino del Otro Lado, nuestros enemigos, y me advirtió que su Rey está planeando declararnos la guerra.

El rey dijo a esto:

_ Humilde peón, ha hecho lo correcto en avisarme de los eventos que amenazan la paz y tranquilidad del reino, pero he tenido un sueño revelador, y me ha dicho que sin una poderosa Reina, no podré ganar.

El Rey creía que ese sueño había sido una señal, que advertía que si no encontraba una Reina, no podría ganar la guerra.

El peón hizo su respectiva reverencia y se marchó a los establos.

_ ¡Alfredo! ... ¡Alfredo! ... Llamó nuestro rey.
_ Sí su majestad ¿En que lo puedo asistir?”
_ Quisiera que llames a mis dos caballeros más nobles, voy a hacer una audición para encontrar a mi poderosa Reina, nos reuniremos en los establos.
_ Ahora mismo su majestad.

Al llegar a los establos los dos caballeros en sus respectivos caballos negros, Raymond comenzó a hablar.

Les contó de su sueño y les dijo:

_ Mis fieles caballeros, después de tener este sueño, y analizarlo repetidas veces, he decidido encontrar a aquella Reina antes de la guerra. Solicito su ayuda para traerme a toda mujer noble, mayor de 40 años y menor de 50.

Los dos caballeros, sin hacer muchas preguntas, partieron a las tierras civiles de Zú Reino. El Rey quedó con los peones y los negros sementales en el establo blanco.

Había diez peones en los establos de El Gran Palacio, y cada uno de ellos había sido entrenado en armas por el mismo maestro del rey.

Toda la gente que habitaba El Gran Palacio era la mejor gente de Zú Reino: Los peones altamente entrenados para combate y extremadamente inteligentes. Los Mayordomos eran los mejores guardianes del rey, ambos Alfredo Alfil y Adolfo Alfil (hermanos) lo protegerían con su vida si era necesario. Ambos iban a todos lados con el rey, excepto que él los mandara a alguna misión real, como en éste caso que los había mandado a conseguir el mas maravilloso vestido negro para su anónima Reina.

Los dos caballeros, Arturo y William eran dos jóvenes de la nobleza inglesa. Eran muy inteligentes y extremadamente leales. Luego estaban los arqueros, que trabajaban en las torres que protegían al Gran Palacio. Se ponían dos o tres arqueros en cada torre. Sinceramente hablando, las Torres en sí eran más útiles que los arqueros, ya que eran prácticamente irrompibles.


Al volver los Caballeros, trajeron consigo tres bonitas mujeres de 45 años cada una, según éstos, eran las únicas dignas para entrar a El Gran Palacio.

El rey entendió ésto, ya que cada uno de los habitantes del palacio fue entrenado para reconocer qué tipo de persona es invitada a entrar. Solo gente pura de alma, inteligente y en lo posible con experiencia para luchar (en las mujeres el último requisito no era necesario) podrían entrar a el palacio.

El Rey planeó estar con cada una de las mujeres media hora en su recámara real para elegir.

La primera estaba vestida con un apretado vestido rojo. Quería impresionar al rey con sus largas piernas y gran escote. Inteligente era por lo visto. Y el rey, aunque sí se impresionó, no cayó a la trampa, pues no la halló honesta.

La segunda estaba vestida de verde. El verde combinaba perfectamente con sus ojos, y ella lo sabía. Tenía las 20 uñas pintadas de verde, y hasta aros verdes. El rey la encontró muy bonita pero a la vez demasiado superficial. No hubo química con ninguna de las dos.

Al fin llegamos a la tercera, quien se encontraba con un largo y muy hermoso vestido negro. Eso sí impresionó al rey. Se llamaba Mary. Reina Mary sería.

Hablaron una hora hasta que Raymond tomó la decisión. La encontró demasiado inteligente, demasiado linda y locuaz, había química con ella y se rieron juntos de las otras dos aspirantes a reinas.

Los dos criticaban los otros colores. Ambos vestidos de negro, decían que los colores estaban de más. Todas las personas importantes se deberían vestir de negro ya que habitaban un reino sin colores mas que el blanco y negro.

Algunas alcobas reales eran Blancas y otras eran Negras. Pero sin embargo nadie que estuviese del lado del Rey estaría nunca vestido de blanco (el blanco era el color de los enemigos, del reino del Otro Lado)

Después de la coronación de la Reina Mary, todos aquellos dentro del Gran Palacio, se prepararon para la guerra. Llegaron al límite del reino y al encontrarse con sus enemigos vestidos de blanco, formaron:

Los diez peones se formaron adelante. Atrás, al lado de cada Torre (que estaban en las dos puntas de la fila), se formaron los dos Caballeros, William y Arturo. Al lado de cada caballero se formaron los mayordomos del rey, sus más fieles protectores: Alfredo Alfil y Adolfo Alfil. En el medio se colocaron El Rey Raymond y La Reina Mary.

Alguien gritó entonces: ¡Que empiece el juego!
Y los hombres comenzaron a jugar al Ajedrez.

Desespero

Todo empezó a la madrugada del siete de Julio. Eran aproximadamente las cinco y media cuando sonó el teléfono.

Yo atendí sin asombro por la hora, pues aprendí en mi línea de trabajo que los mejores casos son aquellos que llegan a mí de madrugada. Eso indica desespero e impaciencia, y los clientes que suelen estar en éstas situaciones no escatiman a la hora de remunerar mi trabajo.

_ ¿Si?
_ ¿Es usted Equis?
_ Si, él habla.
_ Disculpe, pero conseguí su número esta noche y necesitaba hablarle de un trabajo... ¿Estoy hablando con la persona indicada? ¿Es usted aquél que soluciona problemas?
_ Puede ser. ¿Quién le dio éste número?
_ Un amigo de un amigo. Entienda señor, necesito saber si me puede ayudar con mi problema, y lo necesito saber urgente.
_ ¿Su amigo le dijo que yo soy la persona indicada?
_ Me dijo que usted o nadie.
_ Bueno señor, primero que nada necesito que se tome dos días para pensar bien qué es exactamente lo que me quiere pedir. Me llamaría entonces y si cree todavía que necesita de mi experiencia, arreglamos una cita. ¿Está de acuerdo?
_ Disculpe señor Equis, pero éste caso es de extrema urgencia y no puedo esperar dos días antes de concretar con usted.
_ Señor...?
_ Galo, me puede llamar Galo.
_ Bueno, Galo, puede hablar con su amigo y confirmar que mi trabajo es 100% profesional. Siempre ayudo a mis clientes y nunca fallé, pero tengo mis reglas y mis clientes siempre tienen que tomarse su tiempo para pensar en frío. Esa regla no es negociable, hay muchos riesgos de lo contrario.
_ Equis, estoy lúcido y me he planteado y re planteado la situación en la que estoy. Necesito su ayuda profesional, lo único que le pido es una oportunidad para presentarle mi caso lo más rápido posible, allí verá que no tiene problemas conmigo.
_ Señor, no hay forma que vaya a cambiar de opinión. Dos días.
_ Le ofrezco $50.000 sólo por la reunión preliminar, acepte el caso o no. No tiene nada que perder.
_ ¿Perdón?
_ ¿Qué le parece un desayuno temprano?

Galo tenía razón, todos rompemos alguna que otra regla auto-impuesta. Especialmente si nos ofrecen esa absurda cantidad de dinero. No pude decir que no. Ahora el caso había llamado realmente mi atención. ¿Por qué ofrecería tanto dinero sin garantía de que aceptaría su caso?

Eran las seis de la mañana cuando nos encontramos en un Aroma de la calle Uruguay. Desde afuera, por las ventanas de la confitería, lo vi por primera vez. Estaba vestido como me había dicho, con un sobretodo gris que hacía juego con un sombrero, lo reconocí al instante. Era un señor mayor, mucho más de lo que me había imaginado por su vos. Estaba sentado con La Nación en una mano, y un cortado en la otra. No parecía estar para nada alterado y eso llamó mi atención.

Cuando me senté junto a él, estiró su mano en forma de saludo, no la acepté. Necesitaba entender a éste hombre. Quería saber su historia.

Después de chequearlo por micrófonos, le dije que no me parecía bien lo que estaba haciendo. Que me quedaría más cómodo si se tomara unos días para pensarlo. Le expliqué que su desespero era mala señal, y que éstas cosas no se hacían a la ligera. Continué un rato, sin dejarlo hablar, explicando cómo se tratan éstos temas, las advertencias de la profesión, los recaudos que habría que tomar para que no haya evidencia en su contra (por lo tanto en la mía) y demás cosas usuales.

Muy respetuosamente, el anciano comenzó a hablar. No estaba nervioso y hablaba despacio cómo para que yo lo pueda seguir. Empezó, como casi todos mis clientes: narrando episodios de su propia vida, y mientras yo esperaba que aparezca el personaje B en la historia, el me hablaba de sus sentimientos.

_ ...Y los medicamentos nunca funcionaron. Siempre fui igual de infeliz, sin importar la cantidad de dinero que ganase, la mujer hermosa con la cual me casé, o los hijos perfectos que tuve. Siempre fui igual de infeliz y aunque traté de...
_ ¡Señor! Disculpe, pero ya pasó una hora y tres cortados y aún no llega a nombrar a la persona marcada. ¿Es el asesino de su hermano? ¿El padre de su mujer? ¿El ex novio de su hija? Señor, de verdad lo compadezco, su vida no fue un carrusel, pero aunque crea que su mayor problema está en su cabeza, no soy psiquiatra y se ve que eso no lo ayuda. ¿Puede ir al punto? Creí que estaba apurado.
_ A la persona a la que quiero que marque con su equis... es a mí. Yo soy la víctima. Quiero que me asesine. Quiero que me suicide, pues yo no puedo hacerlo, y no puedo hacerle eso a mi familia. Hacerles creer que no me dieron felicidad, ni amor. Sé que se echarían la culpa y no quiero que sepan que todos estos años fui así de infeliz y ellos no tenían idea. No se lo merecen. Usted tenía razón, estoy desesperado, desde los veinte años que estoy desesperado. Nada me hace feliz, dígame usted si no es desesperante. Quiero morir, es lo que más quiero, pero no pienso lastimar a nadie en el proceso. Por lo menos no en sus caras. Por favor señor...

Bueno, el resto de la historia ya la saben: su padre había hecho una denuncia a la policía de una supuesta amenaza mía y había dicho que temía por su vida. Después de su muerte, la policía tocó mi puerta y supe que mi fin había llegado.

Una semana después de la muerte de su padre, me llegó una carta anónima a la cárcel. Era la foto de unos chicos abrazados, los dos con una equis roja en sus respectivas caras, atrás se leía:

Lo que le dije era la más pura verdad. Era lo que más quería y le agradezco que se haya encargado, pero mejor irme haciendo algo útil. Dos pájaros de un tiro. En la foto, yo con mi hermano en la Costa. Ambos marcados por la misma equis.

Así fue cómo caí en su trampa, y por eso hoy les escribo desde la correccional, con los días contados y esperando la cámara de gas.

Ésta es mi forma de venganza, decir la verdad. Lo que su padre no quería que sepan, que él mismo se mató. Él arruinó mi vida, me cegó con su dinero, y yo pretendo arruinar su muerte.

Pesadillas


Los sueños
que molestan,

que se llaman pesadillas,

que son ilógicos
y terribles,

son los únicos
que al fin te despiertan

y que se creen
reales.

¿Es regla?
No lo creo.

Algo pasa,
y después

algo peor

y al tratar de correr,
uno no avanza

y al tratar de gritar,
uno queda mudo

y al tratar de subir,
uno se hunde.

¿Es regla?
No lo creo.

Alguien muere
pero uno le alarga
la vida.

Uno muere,
y no se ve.

¿Es regla?
No lo creo.

Todo es posible
allá

adentro

en el subconsciente
de el que
tanto habló

el lunático
aunque genio,
de Freud.

Todo es posible
allá

en el mundo de
los sueños
y pesadillas.


¿Hay reglas?
No lo creo.

Laura - Incompleto

Cuando ella se prende un pucho, nunca fuma la primer pitada. Usa la misma para prender la braza, hace una o dos bocanadas de humo nicotinoso, y lo apoya en el cenicero.
Recién la próxima vez que lo levanta de su inercia, aspira de su cigarrillo, y se pone a escribir:

Laura, sí, llamémosla Laura.
Y se prepara para viajar en el tiempo y espacio para ubicar allí a su personaje.

En la torre de un antiguo e inmenso castillo, en frente de la mas pequeña y única ventana del mismo, Elizabeth se sienta en una simple silla de madera mirando el anochecer.
Su mirada estaba perdida en el horizonte y su pensamiento en un lugar mucho mas lejano y oscuro.
Quieta estuvo, y en silencio, por casi una hora cuando se decidió a reaccionar. Agarró entonces un viejo pergamino, mojó una pluma en el tintero y procedió a escribir. Acababa de hacer algo horrible, y no era la primera vez.

El mundo de Laura y el de Elizabeth era el mismo. La diferencia era de siglos, y hasta de continentes. No hablaban el mismo idioma, y ni siquiera se conocían, pero estaban conectadas. Un error había ocurrido. De alguna forma éstas dos mujeres se entendían, a pesar de todo, y se sentían.
Las dos sentadas frente a alguna ventana que daba a diferentes lugares y tiempos, se proponían a escribir.

Entonces Elizabeth comenzó con su relato:

Querido lector:
Procedo a escribir lo siguiente, para que quede constancia en escrito, de los demonios que me atormentan. Pues son ellos quienes no me dejan dormir, cantándome canciones al oído, acompañados por un coro de fantasmas desfigurados. Me dicen cosas, yo las hago, y luego me torturan aquellos antes torturados por mí.
Quiero dejar en claro que me hago cargo de lo que he hecho, y que seguiré haciéndolo mientras mis facultades me lo permitan, pues nadie sabe de mí, y nadie me detendrá.
Confieso también, que no tengo cargo de conciencia y no temo a ninguna repercusión.
He aquí mis secretos, en este pergamino, para quién sea que lo lea.
Yo, Elizabeth, he asesinado a dieciséis mujeres. Luego de matarlas, utilizando un instrumental especialmente hecho a mi pedido, las corto cual ganado. De sus partes, elijo la más bella, y me la como.
Sé que no es algo normal para hacer. Sé que no es noble, pero soy Condesa, y las leyes nunca se aplicarán a mí.
Mi abuela siempre dijo “Uno es lo que come”, y ella fue la persona más sabia que conocí.
Pero hay un precio que pagar por la belleza, lo aprendí en el camino.
Aquellas voces que me atormentan son mi castigo, pero la belleza no se esfuma.
Soy la mujer más bella en Hungría, todos lo saben. Los secretos de belleza no se comparten, si así fuera, ¿cómo funcionaría la competencia?
A los veintitrés años comenzó mi experimentación, con una criada. Su nombre era Elouise, y aunque su belleza no superaba a la mía, tenía algo especial que la hacía hermosa.
Después de semanas de analizarla, descubrí que había algo en su nariz que hacía que la suma de sus facciones den un aire de belleza mágica, como la de un hada.
Fue entonces que mis experimentos comenzaron, aquí, en la torre del castillo. La llamé con falsas intenciones, y mientras ella no veía, la acuchillé por la espalda.
No tenía experiencia en ese entonces, hice un desastre y no me bañé en su sangre (en ese entonces me bañaba en leche, otro secreto de la abuela). Pero sí cociné su nariz.
La carne humana tiene un gusto especial. Algunos creen que al comerse a otro ser humano uno absorbe su alma. Pero no es eso porque lo hice. Lo hice por su belleza nata. Como la de un hada.
No fue sorpresa para mí que nadie venga a reclamar a la pobre Elouise. Lo que sí fue sorpresa fue cómo la gente de repente me admiraba más de lo común, y elogiaba mi belleza más que nunca.

El celular de Laura empezó a sonar, alejándola de la Condesa Elizabeth y sus secretos:
_ ¿Hola?
_ Lau, ¿Qué hacés? Te estoy tratando de ubicar hace una hora. ¿Por qué no atendías?
_ ¿Eh? ¿En serio, ma? No sé, no habré escuchado el teléfono.
_ Ah, okay. ¿Que andabas haciendo que quedaste sorda de repente?
_ Nada, escribía un relato.
_ ¿De qué?
_ Mmm, de una condesa que comía gente porque creía seriamente que “uno es lo que come”.
_ No Lau. ¿Me estas hablando en serio?
_ Sí ma, es ficción, no pasa nada.
_ Lau, ¿Cómo se llama tu condesa?
_ ¿Y eso que tiene que ver con qué?
_ Y decime, porque si se llama Elizabeth me empiezo a asustar.
_ ¿Cómo sabías? Si acabo de empezar a escribir.
_ ¡Dios, Lau! ¿De donde sacaste lo de la Condesa? ¿Te contó tu abuela?
_ ¿De que, ma? Lo acabo de inventar ¡No existe la condesa!
_ Si existe Lau, es la Condesa Elizabeth de Báthory. “La Condesa Sangrienta”
_ ¡Que buen título!, gracias má.
_ Laura, me preocupas. Quiero saber quién te contó de la Condesa.
_ Nadie má. ¿Me dejás seguir? Estaba inspirada.
_ Lau, en serio te hablo..
_ Bueno má, seguro es un personaje verdadero.. ahora puedo seguir con mi personaje “histórico”? Dejame a mí que le invento una vida re copada.
_ ¡Dios! ¡No entendés nada vos!
_ Bueno, no me importa, adiós madre ¡Nos vemos el finde!

Fin

Contento está él, parado detrás de mi puerta, esperando que le abra.

Sé quién es, y no lo quiero dejar pasar. Pues es él quien lleva el concepto de la destrucción en su nombre. Quiere hacerme saber que no me va a dar mas oportunidades. Quiere terminarlo todo.

Lo conocí dos años atrás. Vestía un traje negro, de tres piezas y una corbata roja. Cuando sus ojos se detuvieron en los míos, sentí su esencia, y con ella escalofríos.
El mundo al rededor se detuvo y de repente: el silencio.
Sólo éramos el y yo.

Me dio a entender en ese entonces que el tiempo se me estaba acabando. Y yo, por primera vez optimista, creí que podría arreglarlo todo. Que el tiempo me daba.

Que ingenua. Nada más lejos en la batalla moderna entre la hormiga y el elefante.

De repente: el sonido de sus raquíticas manos en mi puerta.

La computadora perdió la conexión, el teléfono la señal. Estaba atrapada.
Por primera vez en mi vida sentí ese miedo que no te deja sentir nada más. No te deja hablar, y te duele moverte.

El iTunes, todavía en Shuffle, pasaba mi música preferida. Los primero rayos del sol iluminaban suavemente mi cuarto.
Fue entonces cuando encontré la respuesta.

Años atrás, este ser extraño me tenía en desventaja. Me encontró en el momento más débil, y no supe defenderme. En el lugar oscuro en el que estaba, él era mi amo.
Él disponía de mi vida, pues yo no supe apreciarla, y después de mi tercer intento de suicidio, hizo su primera aparición física.

Su nombre era Manón, y no perdonaba. A sus ojos yo era un alma condenada y mi vida ya no era mía, sino de él.
Pretendía llevarme, lejos, muy lejos. Al mundo donde la luz no es más que un mito, y la felicidad un chiste. Dónde la naturaleza es algo de lo que solo los ancianos dementes hablan, y la palabra “arte” no fue inventada. En ese mundo donde no hay colores, y sólo se siente el invierno, para siempre.

Interrumpiendo mis pensamientos, Manón vuelve a tocar mi puerta.
El contraste de la luz del día entrando por mi ventana y el frío que se sentía detrás de mi puerta despertó mis sentidos.

Deseé entonces poder retroceder el tiempo a mi adolescencia perturbada. Deseé haber elegido la vida. Como lo haría ahora.

Abrí mi ventana y dejé entrar el aire tibio de la mañana de Abril. Subí el volumen de la música y miré a mi alrededor. Libros, pinturas, dibujos, fotos, y recuerdos felices.
Ya no era la misma joven de pensamiento oscuro y equivocado.
Ahora sabía que la vida, mi vida, merecía una oportunidad.
La merecía completamente, porque la felicidad esta ahí, en las pequeñas cosas, en mis amigos, mi familia, y mi arte.

Ahora pelearía. Mi juicio había llegado, y no me iría con él.

Two Words

It’s funny how we both play the same game, and with the same rules.
How we both want to say something, but we just can’t say the words.

And even though we fight the urge to do it, we let the other one know,
that the feeling’s out there, it’s mutual, and it’s real.

Maybe we do it with songs, written and sung by someone else,
who’s probably smarter than us, and braver.

Maybe we do it just with a smile, that takes over our faces,
our words, and even our breaths.

Nevermind. I’m being stupid. And yet again, not saying the words.
Those two words that could sum things up, and be as clear as water.

I'm being a coward, and I’m not used to it. But I take it easy with myself,
cause I know I’m in a new place. Somewhere I’ve never been before,
and caution is advised, to whom are playing with matters of the heart.

Having said that, I hope you know that the words, the feelings,
are constantly in my head when I see you, I hear your voice,
and even when I think of you.

And even though I maybe use songs rather than words of my own,
and drawings or pictures, rather than the initiative to act about it,
and maybe I hide in the written language instead of actual words,
and worse yet, in a foreign tongue. I do my best to let you know,
that I’m crazy about you, and that I feel those words we cannot say.

Me Falta

Me falta una rueda de la silla,
Me falta una pata de la cama,

Me falta un tornillo.

Ahora, en este instante.

La vida es lo que está pasando.

En este momento, en este segundo.

Ésto es lo que hice de ella,
y esto es lo que significó.

¿Valió la pena mi minuto?

Donde Nunca, Nadie

_ Dale, sabés que querés seguirlos. Sabés que querés saber. Da el primer paso.
_ Es peligroso...
_ Ya sabemos eso, lo que no sabemos es qué es lo que pasa allí.
_ Algo anormal.
_ Exacto. Pero ambos sabemos que vas a averiguar cuán anormal es y qué es lo que pasa.
_ Sí, deja de influenciarme. Sé que voy a ver, pero necesito tiempo. Debo prepararme para ver lo que ningún otro hombre jamás vio.
_ No lo pienses, de pensarlo correctamente no lo harías. Seguí el impulso, seguí la curiosidad.
_ La curiosidad mató al gato, y no me digas que no me puedo morir en ese lugar porque ambos sabemos que es completamente factible.
_ No te voy a mentir, es muy probable que mueras allí. Pero de no morir, sabrás lo que nadie sabe.
_ Si, lo sé.
_ Dale, quiero escuchar tu próxima pisada.
_ Algún día... voy a aprender a callarte.
_ ¿Y para qué harías eso?
_ Para ser normal.
_ ¿Normal? ¡¿Para qué harías eso?! No hay nada peor que ser normal...
_ Estaría de acuerdo con vos si no fuera porque a veces te odio.
_ Sabés que está mal que me odies. Se supone que somos un equipo.
_ Quiero que te calles. Necesito pensar un poco.
_ Insisto, no pienses.
_ Insisto, callate.
_ No me voy a callar, porque si de verdad quisieras que me calle, simplemente dejarías de escucharme. Estamos muy unidos vos y yo, somos lo mismo.
_ No somos lo mismo, y que formemos el mismo ser no quiere decir eso.
_ Quiere decir exactamente eso.
_ Basta Nicanor, hoy no. Hoy es distinto.
_ Ya sé que es distinto, por eso estoy acá, presente. Me necesitás.
_ ¿Para qué te necesito? Ni siquiera podés moverme.
_ Si puedo.
_ No podés.
_ ¿Querés ver?
_ Me encantaría.

En el cielo no se avistaba ni una nube, las estrellas brillaban más que nunca y el viento parecía arrullar a aquella persona que pensativa e inmóvil parecía hablarle a la arena.

Inquieto se lo ve ya, lleno de temor.

Con rodillas temblorosas y voz entrecortada, se preparaba para cruzar al mundo de la no-razón.

El viento comenzó a agitarse cuando Felipe dio el primer paso hacia aquél médano oscuro, acercándose ya al lugar dónde el mundo racional termina, para ver lo que ningún ser humano debería.

_ ¿Desde cuándo podés moverme vos?
_ Desde siempre Felipe.
_ ¿En serio? No puede ser esto. Nunca más me muevas.
_ Felipe, ¿cuál parte de “somos uno” no entendés?
_ No me importa, somos uno, okay. Nunca más tomes control de mi cuerpo.
_ Vos me pediste.
_ Porque pensé que no podrías. Y no te hagas el tonto, sabés muy bien lo que pienso.
_ Sí, y vos lo que yo. Así que no te hagas el tonto vos, y creeme.
_ ¿Qué cosa querés que te crea?
_ Que tenés que dar el segundo paso.
_ ¿No me vas a dejar ni un minuto en paz?
_ ¿Para qué querés un minuto de paz?
_ Para absorber.
_ Bueno. Absorbamos.

El viento parecía enojado, pero el ambiente era perfecto: las estrellas, la blanca y perfectamente suave arena, el ruido de las olas rompiendo sobre la península. Ese 7 de Noviembre era sin duda especial.

_ ¿Ya absorbiste?
_ Si, estoy en paz.
_ Yo también. ¿Marchamos?
_ Si, pero antes, hablemos.
_ ¿De que hablamos Felipe?
_ De lo que estamos por hacer.
_ Estamos por cruzar el límite.
_ Si, y es algo importante para mí, me gustaría que lo hablemos.
_ Bueno. ¿Tenés preguntas?
_ Si, demasiadas.
_ Preguntá entonces.
_ ¿Por qué me trajiste hasta acá?
_ Porque sos el indicado. Porque sos especial.
_ ¿Qué tengo de especial?
_ Bueno, muchas cosas, pero tenés que descubrirlas vos.
_ ¿Por favor?
_ Bueno, una te digo: ya que me escuches, prueba como sos el indicado.
_ ¿Cómo no te voy a escuchar? Estas en mi cabeza.
_ No, no estoy ahí.
_ ¿Dónde estas?
_ Mucho más adentro.
_ Bueno, te creo, entonces soy en indicado para meterme en dónde nadie antes, por razones desconocidas, siguiendo a una voz que sale de quién sabe dónde.
_ Exacto.
_ Gracias Nicanor, sos de mucha ayuda.
_ No me hables con ironía a mi Felipe.
_ Bueno, perdoná, estoy nervioso.
_ Lo siento. No lo estés.
_ ¿Por qué no lo estaría? Estoy a punto de meterme en una dimensión desconocida.
_ Desconocida para el hombre mortal.
_ ¡Yo soy un hombre mortal! Y es desconocida para mi.
_ Vos sos mucho más de lo que crees ser. Sólo creeme, y calmate.
_ Estoy harto de creerte.
_ No, no lo estás. Sólo tenés miedo.
_ Claro que tengo miedo.
_ Quiero que respires profundo de éste aire y escuches lo que digo ¿Podés hacer eso?
_ Eso creo...
_ Quiero tu silencio.
_ Bueno

El viento se comporta extraño ahora y las olas rompen con más fuerza. Felipe se encuentra sentado en la más clásica pose de meditación, esta vez, en silencio.

_ La vida no es cómo tu contexto la muestra, vos lo sabés y es por eso que me seguís. El mundo es mucho más complejo que lo que la gente común cree, y las cosas tienen muchas más dimensiones. La verdad no está oculta al hombre, sino que el hombre tiene los ojos cerrados y lo oídos tapados. La verdad está adentro tuyo, y cuando llegues a comprenderla, tu trabajo será compartirla. Tu espíritu es quién sabe. Tu espíritu es dueño de la verdad que va más allá de tus ojos. Es fuerte como para sobrevivir lo que estás a punto de experimentar, y es sabio como para entenderlo. Ahora sólo falta que te pongas de pie.
_ ¿Hay algo que necesite saber sobre lo que va a pasar?
_ Sólo seguí tus instintos.

De pie ya Felipe, encara hacia la punta del médano, el lugar más oscuro en la península. Parado allí, abre sus brazos, cierra sus ojos, y siente.
El mar enloqueció, y lo que solía ser un sereno médano se convirtió en lo que parecía ser el fin de la vida.
Las aguas casi violetas por la noche, comenzaron a golpear violentamente sobre Felipe zamarreándolo de un lugar a otro, causando un dolor supremo dada su temperatura casi helada. El cielo completamente despejado comenzó a precipitar. Lluvia, granizo, nieve y truenos atacaron la península, mientras que de la quietud, la arena se liberaba y formaba pequeños torbellinos.
Felipe continuaba con los ojos cerrados, ahora arrodillado y con ambas manos en lo que en ese momento parecía suelo seguro.

_ ¡Siento frío, siento dolor, siento miedo! Pero no decaigo ¡PORQUE SIENTO!

El mundo parecía terminar en aquella península donde las dimensiones se rompían, y lo que parecía ser suelo seguro, rápidamente dejo de serlo. El agua se puso más violenta, y la arena con el viento se sentía sobre la piel de Felipe como pequeños balazos.

Atrapado en lo que parecía ser arena movediza el joven abrió sus ojos con cautela para ver el mundo cómo nadie nunca lo vio, y simultáneamente unos gritos en su cabeza aparecieron.
Eran gritos de dolor y de locura, de desespero y de terror, de odio y de tristeza.
Felipe dejó escapar unas lágrimas mientras agarraba sus cienes con fuerza. Creyó rendirse, hasta que el caos lo dejó ver el cielo.

_ ¿¡Es eso todo lo que tenés?!

Entonces un rayo partió del claro y despejado cielo, para caer directamente sobre Felipe, de nuevo de pie.

_ Nicanor... me está cayendo un rayo.
_ Claro...
_ ¿Cómo claro?
_ ¿Te diste cuenta Felipe, que no me estás hablando con tu voz, sino de más adentro?
_ Nicanor... me está cayendo un rayo... ¿Qué me importa por dónde te hablo?
_ Y mirá cuán calma está tu voz aquí dentro...,
_ ¿Hay algo que deba aprender de esto?
_ Sí.
_ ¿Me lo vas a decir?
_ No.
_ Nicanor... no siento dolor. ¿Estoy muerto?
_ En absoluto.
_ ¿Qué está pasando entonces?
_ Lo que dijiste, te está cayendo un rayo.
_ Nicanor, no puedo moverme...
_ Claro Felipe, porque te está cayendo un rayo.
_ Siento calor... pero no es molesto, es... es perfecto.
_ Y antes sentías frío...
_ Si.
_ Felipe, seguí tus instintos. Hace lo que te gusta hacer.
_ Claro. ¿Nicanor?
_ ¿Si, Felipe?
_ ¿Absorbemos?
_ Absorbamos.

A B C Dario


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Ese
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U
Ve
Doble Ve
Equis
Y Griega
Zeta


Desde chiquita que el abecedario me llama la atención.

¿Vieron que las vocales son las letras cuyo nombre no necesita de más letras?
En el mismo orden también.

3 + 3 = 4

No creo en la seguridad de los números, y me pierdo apasionadamente en la ambigüedad de las letras.

No creo en la exactitud, ni en la verdad absoluta. Creo que no hay seguridades, y que nadie sabe la verdad. Creo que siempre hay más por saber, de lo que no deberíamos.

Creo que, todo éste tiempo, la humanidad se perdió en un torbellino de ideas y pensamientos que lo llevaron siempre a comer del fruto del árbol del conocimiento, olvidando el de la vida.

Creo que estamos buscando en el lugar incorrecto, las cosas incorrectas. No lo necesario, sino lo que haría más cómoda nuestra estadía en el planeta.

Todo me cuestiono, entonces, en el espíritu de descubrir mi propio camino dadas mis propias creencias. 

Después de todo, cada uno es el dueño de su propio mundo. Cada hombre se forma a sí mismo después de obtener las bases en su crianza.

Y yo soy las palabras, y no los números. Soy espíritu encarnado en busca del árbol de la vida.

No estoy segura de que dos más dos sea de hecho cuatro. Pues ¿qué más es “dos” para mi que una palabra? Tres letras sumadas, o un simple garabato que cuando chica usaba para dibujar cisnes: 2

Un número, pero ¿qué significa?
Dos unidades... ¿de qué?

Dos caramelos, mas dos caramelos, son cuatro caramelos.

Pero si al número que conocemos como dos, lo llamáramos tres. Tres caramelos, más tres caramelos... seguirían siendo cuatro.

Por lo tanto, hoy, para mi: Tres más tres es cuatro. Y el dos es un boceto conceptual de un cisne.

Pd: Hoy pienso así, pero mañana podría llegar a cuestionar la existencia de los caramelos.
Pd2: Insisto, no creo en la verdad absoluta.

Otro Mundo

Y largás todo el aire que tenés dentro, para así hundirte y no flotar.
En las burbujas que suben ves escapar tu última respiración.

Acostada en el fondo de los fondos, abris los ojos y mirás al cielo.
Nunca hubo tanta paz. La temperatura es fría, pero es perfecta.

No hay peso, no hay gravedad. Silencio absoluto.

Crees que estás flotando en las nubes, pero no.
Crees que la vida es simple, pero no.
Crees que lo entendés todo, pero no.

Sólo disfrutás de ese placer armonioso que te inventaste para vos.
Disfrutás al estar sólo en ese mundo con tu espíritu que ya vuela.

Pero todo tiene que terminar, pues hay que respirar.

Al salir... ¿Lo hacemos otra vez?

¿Y El Sentido de la Vida?

"Las ideas son de los que las escriben" No sé quién me lo dijo, pero es una gran verdad.

Hoy tengo 20 años, e ignorando mi incapacidad para proyectar a futuro, y mi ignorancia (como la de todos) con respecto al día de mi muerte, supongamos que estoy viviendo el primer cuarto de mi vida.
Mi pregunta es simple: ¿Qué tengo que hacer con ella?

Es corta e insignificante mi (nuestra) estadía en el planeta. ¿Cuál es la mejor forma de aprovecharla?

¿Es un tema de permanencia? ¿Hay que dejar una huella para marcar nuestra presencia en la Tierra?

¿Hay que procrear y seguir el ciclo de la vida?
¿Hay que ser una hormiga trabajadora?

¿Hay que llenarnos de conocimiento?

¿Hay que vivir bajo el modelo capitalista?
¿Hay que creerle a los políticos?

¿Hay que adaptarse a una realidad unidimensional, monótoma y rutinaria?

¿Hay que creer en Dios?

¿Hay que madurar?

Vivimos en una realidad en la cual pocos padres se atreven a aconsejar a sus hijos a seguir sus sueños. Todos temiendo, y creyendo más en el fracaso dado el sistema, que en la belleza de vivir la vida con la felicidad inocente que viene con el cumplimiento de un sueño.

"Estudiá la carrera, cuando la terminés y hayas vivido de ella un tiempo, fijate si todavía queres ser músico"

A esa altura, el jóven se transformó en un adulto amargo con las alas cortadas, peleando por un lugar en el mundo sistemático, sin saber aún que sólo lucha por ser "uno más". Su vida entonces (ya pasando el supuesto 1er cuarto) ¿Qué significó?

Al final de tus días entenderás que mientras te entrenabas para la vida, ya la estabas viviendo. Y que el sentido de todo, es la búsqueda de la felicidad.

Hay que ayudar al prójimo, porque sólo juntos podremos hacer una diferencia. Estamos todos conectados, todos sobre el mismo planeta. ¡Hay que buscar la felicidad colectiva!

Hay que pensar siempre en qué es lo que es meritorio de hacer con nuestras vidas, pues son cortas ¿Por qué desperdiciarlas en complacer a aquellos inentendidos espirituales?

Hay que conocerse a unos mismos en todas sus expresiones. Allí tu espíritu te dará el buen juicio que te ayudará a elegir, a entender y a accionar según.

Hay que ponerse en el lugar de los demás.

Hay que entender que cualquier exceso es malo, y que hay un tiempo para todo.

Hay que vivir el presente, y no "esperar a las vacaciones" para ser felices. Hay que disfrutar el camino y no sólo la meta.

Hay que no temer demasiado, para poder probar siempre cosas nuevas. Arriesgarse y adquirir nuevas experiencias que más adelante nos darán más sabiduría.

Hay que aprender de nuestros errores: "No te sientas vencido, ni aun vencido"


La vida ya nos está sucediendo, y nuestro "ayer, hoy y mañana" es lo primordial.

El pasado ya fue vivido. Con alegrías, tristezas, triunfos y fracasos.
El futuro es proyectal, cualquier pequeña acción (nuestra o ajena) podría cambiar nuestros planes.
El hoy, es corto. Inmediato y atemorizante.

Pero nada de ésto carece de valor. Siendo vos el dueño de tu vida, aprovechala por lo que es: un regalo.

Hay miles de caminos por recorrer, muchas elecciones por tomar, y muchas otras ya tomadas.

¿Por dónde empezar?
¿Cómo entender?
¿Qué hacer?

Seguiré meditando al respecto, y si consigo respuestas, ya se las haré saber.

Darkness


From between the magic,
the darkness appears.

No sirens to hear,
not even alarms, she hears.

No warning she gives,
don’t open your eyes, nor ears.

She comes from the back,
It’s all calm and all quiet.

She waits for the punch,
we can now hear the riot.

(...)

Until she hears your cry,
sees your tears and feel your pain,
she won’t give up.

As magic can save you,
make you fly and feel complete,
darkness will eat you,
starting from head to feet.

Fight! The angel of magic screams.
Fight for the light!
He says from behind your eyes.

Then, She Said:

Forget everything you learned to this point.
Forget what you think you know.
For nothing can help you understand.

Nothing can help you understand.

You think you know what you feel?
You think you know who you are?
Don´t kid yourself.
This is bigger than you.

Bigger than everyone.

Then,
when you can walk through fire
and don't get burned,
you'll see.

You'll open your eyes,
your mind and your heart
to the unknown,
alone or accompanied,
but without fear.

The Powerfull, Intro

She kept travelling from world to world, holding thoughts of madness and hopes of spiritual freedom.

Her name was Kara, and the fire that burned in her soul was growing with each experience her troubled self had to live.

I met her in a world of chaos, full of disorder and confution. We were both in the same place at the same time, suffering the same invisible sickness. And we both felt the conection.

I knew right away she held magic inside, and she confirmed my theory by telling me the story behind the pretty face. She followed the white rabbit at all times, just as I followed the black cat. And when her rabbit and my cat met, the other animals disappeared from the room, and never dared to come in again.

After that first moment in that strange world between worlds, the real mayhem started. She had a mision in the universe, just as I did. And when we convined our forces everything started to make sense again, and everything was fixable.

And that's how it started, with two troubled but powerful free spirits travelling the different worlds, creating what was not there before them.

[Based on real life, for the crazy girl obsessed with Alice and her magical journey]

The woods, the moon and the wolf (2)

CHAPTER TWO

I fell in a daze, couldn't think of anything but that song.

I was hypnotized by the full moon and it's cry, and I didn't care about the real life just around the corner.

I started to fall asleep at the bottom of an old tall tree with nothing but the stars to keep me safe in that untravelled forest.

Time stood still in my careless sleep and what may've seemed to me like two days worth of peacefull rest, may've been two hours... or even two minutes, cause when I came to my senses, everything looked exactly the same. The song was still there and the stars never moved.

But when I turned my head to where the path I travelled before was, I couldn't find it, and that was when I met him.

I admit, I was scared. I felt lost in a fake paradise I'd invented for myself, and before I could start worriying much more, the wolf appeared from nowhere.

It was walking towards me, looking deep into my eyes, and with a quiet and relaxed pace. I couldn't move. The moon's song became clearer.

"Don't be scared little girl, don't be scared..."

The woods, the moon and the wolf (1)

CHAPTER ONE

It's dark out, allmost midnight.

I walk alone, where the trees feel at home and the earth is queen of it all, wondering where my shadow went.

Unable to find it, because of the lack of light, I resign the urge to feel accompanied and I learn about the night around me.

The full moon is casting my first shadow since the sun went down, and with it's glow teaches me about the true nature of things. The moon is old and wise, and knows it all.

I looked at it, and payed close attention.
Then I knelt down, and listened to it's song.

It was beautifull, but full of sorrow.

New People Keep Coming Into My Life


Cause my truth is told,
And if you're reading this,
With my mistery sold,
You can know it as it is.

Cause in the written word I hide,
Cause the written word is mine.

So I welcome you, stranger,
be prepared for the ride,
I promise you no danger,
if you are walking by my side.

Then I tell you, celibate one,
welcome to my truth, tell me yours.
Trust me when I say, you'll have fun,
we are young, time is for ever ours.

It's hard to rhyme, and make sense,
don't judge, just listen to what I say.
Be cool, have fun, be happy, make friends,
don't worry, be patient, but seize the day.

Be cautioned when you have to,
but be reckless when you can.
That's all my advise to you,
To you and to every single man.

Maybe I'm talking nonsense,
I don't deny it, not ever,
But it's fun to do it, it's in my essence,
And I'll keep doing it forever.

So I finish this lame text,
that I guess if is for you,
Not knowing what comes next,
but don't worrying about what to do.

So I have to say goodbye, for now,
Saying how it's fun having you around,
Don't be a stranger, and watch how
Thing work out, down here on the ground.

Just Some Meaningless Questions

(...)

What if I can't see it any more? Is it possible that it's hiding?

(...)

How can someone loose the moon?
Are the stars still there?

Is the night?

(...)

And what if the moon doesn't want to be found?
Should I still blindly trust that it will appear?

Should I hope?

(...)

But how am I supposed to know if it's time to give up?

I am

1) Te product of two plus two,
being three.

2) A mixture of feelings and sensations,
bottled up, in an unfamiliar body.

3) A mixture of the most pure truth,
and the crazyness of the world.

4) The one who can listen,
the cry of a fairy,
and the laughter of an elf.

My Heart, For You


To you I give
everything I am.

Because in you I trust,
Because it's you I love
Because yours is my smile,
my mooney eyes
and my crazy lips.

Because you deserve it,
Because you weren't looking for it,
Because you are you,
and I am me.

Because you're the reason,
Because you're the cause,
Because you lost your filters,
Because you dared and jumped.

Now I want to protect you,
won't let you get hurt.
I wanna be your angel,
and make you believe again.

I see the empty page but I do not tremble


I feel powerless,
and that’s new.
I’m speechless,
yet I write for you.

Now I feel stupid
and I laugh all the time.
Must I believe in Cupid?
Is it him making me rhyme?

I also feel adrift,
never been here before.
Would you give me a lift?
I feel above the floor!

What from simple loveless eyes
may seem so little, so light,
being this hard to say our goobyes,
it’s that much more, I can’t put up a fight.

This is unusual for me,
never used to get the armor off,
So I will just let it be,
and talk about it no more.

¿Y qué si no quiero ser normal?

¿Para qué engañarlos? Es obvio que no tengo el más mínimo interés en adaptarme al medio, a la sociedad. ¿Para qué ser una más? Prefiero mil veces ser la inadaptada social con muchas patologías psicológicas, y ver las cosas desde otro punto de vista, que unirme al resto y ser ignorante o superficial.
Ojo, no digo que todos sean así, pero admiro y aprecio a la gente que, como yo, se cuestiona todo aunque no consiga respuestas más que las teorías formuladas por uno mismo.
Aprecio a la gente que prueba las distintas cosas sólo para entender, y saber de qué se trata. Sin discriminar, y sin temer.
Siendo espontáneos, y pasando límites (aunque volvamos luego a pisar tierra firme y segura). Experimentando los placeres más simples de la vida, amando el arte, la música, la naturaleza y la vida misma.
Deprimiéndonos de vez en cuando por ser tan sensibles y estar tan al tanto de los horrores de la vida y la historia del ser humano.
Y cuando nos entontramos con gente como nosotros, es inevitable sentir esa conección inmediata que se dá cuando se comparten los pensamientos, las ideas y las teorías filosóficas más personales de cada uno.


Enonces, ¿Para qué fingir? ¿Pará qué intentar encajar?
Así qué, aquí estoy: prefiriendo una vez más mi infierno mental a éste limbo social.

Cold Freaking Days Are Coming

My restless mind is working hard,
yet nothing makes sence,
not by far.

Confusion and fear own my thoughts,
I wish, I wish I could make them stop.

So difficult, so strange
New questions all over my head.

Why now? Why me?
What's the anwer? What do you want me to be?

Am I this? Am I that?
What the hell? Just tell me what.

Im sick and tired of trying to figure it out.
Just let me be, with or without.

Sometimes I think I know, sometimes I don't.
Inside my head, white snow, inside my heart: please make it stop.

Mi Realidad

"En éste lugar, donde todos usan máscaras, los habitantes se conforman con el cómodo equilibrio social"

Todos tenemos secretos que no queremos que nadie sepa. Todos usamos máscaras.
Pero yo ya me cansé. Quiero ser real.

No me importa ya que la gente a mi al rededor no lo sea.
Hay gente que necesita de su máscara para así ocultar los razgos que los hacen no pertenecer.
Por miedo al destierro, ellos se dejan la máscara, y tratan de conformarse viviendo en el medio con aquellos, y cómo aquellos.

Pues si uno dijera la verdad y tirase su máscara al incinerador del pueblo, ¿quién le promete que todo estará bien?

Se transformaría en la persona más vulnerable.
Y, de no aceptarlo, la sociedad usaría la misma verdad que a él lo liberó para herirlo hasta que tenga que usar una máscara sólo para ocultar lo deshecha que está su verdadera cara.

Da miedo ser una persona REAL
Terror.

Y cuando los vecinos de uno lo conocen en realidad, como el ser puro que es, pues está libre de mentiras, y aún así lo rechazan, uno está tan herido que no puede vivir ni en la realidad ni en la mentira social.

No se adapta más, y no pertenece a ningún lado. Pues dió el salto, se animó más que nadie, y no es comprendido.

Lamentablemente, en mi mundo es así. Todos con sus máscaras quieren creer que todos somos lo mismo y estamos en la misma situacion. Les gusta su mundo, no quieren diferencias.
No les gustan las disuciones espirituales, ni las preguntas personales ni las filosóficas, ni los discursos anti discriminación, ni la gente que quiere indagar más en lo profundo.

Y yo soy el problema. Y lo sé. Y me alejo, y no me siguen.

Amenazo con decir la verdad, pero creo que siento los gritos del destierro en mi nuca.
Mis vecinos sabrán la verdad, me conocerán en mi más verdadero, puro y débil ser, y creo que no saldré parada.

Espero estar equivocada.

Hijos de la Tierra

Dueños una fría e invisible maldición, vivimos negados a ver la cruda realidad del mundo que nos rodea.

Sufrimos en silencio, ignorados por la sociedad por no entender las reglas del juego.
Tratando de aferrarnos más y más a nuestros pequeños sueños utópicos de una vida simple pero plena, llena de aquellas pequeñas cosas que tanto nos ayudan a sobrevivir en éste medio.

Viviendo, a veces, escondidos en un mundo muy privado, lleno de fantasías, locura y magia, escondidos, muy adentro, allí donde nadie nunca nos podrá encontrar.
Amando nuestra soledad.

Teniendo los sentidos tan alerta que todo lo vemos, oímos, olemos, degustamos y sentimos. Entendiendo más allá de nuestras respectivas edades, los problemas más personales de nuestro planeta.
Pues nosotros somos los verdaderos hijos de la Tierra. Y como tales, sufrimos sus mismos dolores.

Queriendo aquella utopía inexistente, soñando con la más pura belleza de la vida, y deseando más que nada la felicidad del hombre, nosotros estamos tan enfermos como la Tierra.

La Tierra que está rota, y sufre la más aguda tristeza. Que es ignorada, como nosotros.

Jóvenes artistas, bohemios adultos, viejos hippies, soñadores...
Todos es busca de lo mismo.
En busca de la paz del hombre, y con la naturaleza. En busca del amor fraternal, de la pasión y de la libertad. Pero principalmente, en busca de la felicidad...