lunes, 23 de febrero de 2009

Bosque de los Mil Sauces (5)


ASAMBLEA

A orillas del Lago de la Claridad se oían los murmullos de las ninfas, nerviosas ante la presencia del silfo. Nunabi habla:

_ Ninfas, ¡Silencio!

El murmullo se detuvo. Sólo se oían las hojas de los árboles bailar al compás del viento. Nanubi estaba parada en el centro del círculo que el clan había formado, al lado de Nicanor. Mara estaba sentada en la rama de un árbol tras la ronda de ninfas consternadas.

_ Calma hermanas, respiren. Sé que están confundidas, sé que tienen miedo. Nuestro suelo tiembla por las lágrimas de los sauces que, enfermos, tratan de advertirnos. Llegó la hora, la profecía no hablaba de ningún otro tiempo más que de éste. Ahora, seamos consientes, abramos los ojos. Hagamos silencio, y escuchemos al silfo.

El lago de la Claridad estaba quieto, salvo por una hoja que volada por el viento se paseaba de una orilla a la otra. Mara miraba la hoja con intensidad. El silfo, todavía en silencio y con expresión pensativa, se trasladó hacia el lago como si el viento lo llevara. Se agachó en la orilla y con su mano derecha recogió la hoja. Mara todavía observaba con atención cuando el silfo pareció desintegrarse en un remolino de viento y hojas secas.

_ ¿Qué es lo que ésta pequeña hoja te dice Mara?
_ (Sorprendida al ver al silfo parado a su lado) No lo sé, sólo... llamó mi atención.
_ Ten, sosténla. Por algo llamó tu atención.
_ (Sosteniendo la hoja en la palma de su mano, se concentra) Parece querer decirme algo...
_ Cierra los ojos, joven ninfa, siéntelo...

Mara cerró los ojos y sostuvo la hoja entre sus manos, como en posición de oración. Nunabi y las ninfas miraban extrañadas.

_ No llego a comprenderlo, siento... que algo bueno y puro está muriendo.
_ Puedes entenderlo, si dejas que te entienda.
_ ¿Pero cómo? Es una hoja.
_ ¿Y antes qué era?

Mara entonces abrió los ojos, miró a su al rededor, miró el cielo y con la hoja entre sus manos comenzó a cantar. Su voz era mágica, era perfecta, y entre palabras en un idioma que los humanos no entenderían, se abrió y fue comprendida.

_ ¡Un unicornio!

lunes, 16 de febrero de 2009

Quisiera

Quisiera tan solo poder expresar,
con palabras y versos confesar,
agarrar tu mano, por horas hablar,
perderme en tus notas y tu cantar.

Quisiera escucharte susurrar,
aprender de memoria tu suspirar,
estar a tu lado al despertar,
descubrir contigo lo que es amar.

Quisiera tus oidos puedan escuchar
mi corazón, fuerte por vos palpitar
cuando en nada más soy capaz de pensar
me muero a tus ojos, te necesito abrazar

Quisiera algún día puedas perdonar,
jamás creas te quise lastimar,
honestamente, me puedo equivocar,
pero eso no me impide volver a intentar.

martes, 3 de febrero de 2009

Sonrie, Ojos Azules

Pequeña niña
con ojos de mar
renuncia a la riña
quiero ayudarte a amar

Te pido me creas
pues hablo la verdad
las cosas que son feas
no completan la realidad

Hay mucho más en esta vida
que entiendo te fue dura
pero rendirse, jamás
canaliza tu locura

Quisiera transmitirte
lo que de ésta vida aprendí
creí que solo con sonreírte
las leyes del amor te compartí

El odio solo consume
(como también tus debilidades)
a aquél que lo presume
extirpando sus bondades

Me encantaría protegerte
de tu propias manos,
no intentes esconderte
entiende: errar es de humanos

Desearía Cambiar El Mundo

Más desearía aún, que todos quisieran cambiar al mundo.

Pero... ¿Cómo?

¿Cómo despertar a una generación corrompida y confundida?
¿Cómo convencer a los que ya lo intentaron, y perdieron la esperanza?
¿Cómo llegar a las masas?

Y la pregunta más importante: ¿Qué es lo que se puede cambiar? ¿Cuál es la enfermedad que de a poco asesina a nuestro planeta?

El virus... somos nosotros. Lo que hay que cambiar no es lo que ya está hecho, eso es imposible. La gente tiene que cambiar. Tiene que despertar y ver lo que nos está pasando.

Basta de caminar sonámbulos. Basta de ser cuerpos vacíos siguiendo reglas impuestas por la sociedad. ¿Para qué? ¿Eso es vida?

Nacer, ir al colegio. Crecer, ir a la facultad. Terminar, ir a trabajar. Ganar plata y consumir. Ese es el plan social. Eso es lo que “debemos hacer”. Ser exitosos, ser mejor que el resto para sobrevivir.

Pisar cabezas en el camino si es necesario, amparados por la supervivencia del mas apto. La ley de la selva rige. Pero somos seres humanos, no animales. Somos conscientes, y actuamos en sociedad. ¿No sería mil veces mejor si entre todos nos ayudáramos? ¿No piensan mejor dos cabezas que una? ¿No iríamos más lejos?

Sobrevivir... Sobrevivir... ¿No sería mejor vivir?

Basta de calcular años, estudios, probabilidades... Basta de analizar y pensar por sobre todo. Hay que sentir más y pensar menos. La vida no es eterna, y cada día que pasa significó tu tiempo y lo decidiste hacer con él.

El mundo en sí, el planeta, está enfermo. Fuimos nosotros quienes lo enfermamos, y lo peor de todo es que lo sabemos, y no hacemos nada para cambiarlo. De seguir así, ignorando las cosas más importantes para preocuparnos por la política y la economía mundial, la inflación y la caída del dollar, lo vamos a arruinar más allá de reparo.

¿Qué futuro les espera a los que recién ahora nacen? ¿Y a los que nacerán en diez años? ¿No es injusto para ellos? Nacerán en un mundo putrefacto, en el cual la guerra no es sorpresa, la injusticia es usual, y la indiferencia reinará. La niñez será interrumpida, como ya lo es, y crecerán ignorantes viviendo en una realidad paralela, tecnológica y artificial. Cómoda y sin sentido.

La vida es mucho más de lo que la sociedad nos quiere enseñar. Todos somos personas individuales, un cuerpo, una mente y un alma. Nosotros somos nosotros, y sólo nosotros. Somos dueños de nuestro destino y toda decisión que tomemos con respecto a nuestra vida, va a repercutir sólo en ella. Lo que nuestros padres, profesores, presidentes y cualquier tipo de autoridad nos diga, no es palabra santa ni verdad absoluta. Ellos no estarán en nuestro cuerpo ni en nuestra mente el día de nuestra muerte.

Nacimos y moriremos solos. Nuestra línea de tiempo es manejada por nosotros, y nadie más. Pensemos entonces. Pensemos solos. Tomémonos el tiempo para reflexionar, y sentir. Lo único que todos queremos es ser felices, y el dinero no lo puede comprar.

Piensen que el dinero no es lo más importante. Piensen que los presidentes son sólo personas como nosotros, con poder que generalmente no saben usar. Es un poder abstracto, es un poder incoloro, y lejos está de ser la verdad.

La verdad va mucho más allá. La vemos cuando abrimos los ojos. La vemos en la naturaleza, y en la sonrisa de un bebé. En el amanecer, en las estrellas y en los momentos únicos con nuestros seres amados. En nuestra canción preferida justo cuando la necesitamos, y la poesía que siempre nos hace llorar. En un paisaje extraordinario y en la carcajada de nuestros mejores amigos.

A nuestro al rededor el verdadero mensaje de la vida está pidiendo ayuda: ¡Dense cuenta! ¡Abran los ojos! El planeta es fuente de vida. El sol y el agua nos dan todo lo que necesitamos. Lo que es importante de verdad, es el amor. Sobre todas las cosas. Y el odio es un sentimiento inservible, que nos hace mal a nosotros mismos y sólo nos llena de un sentimiento amargo.

No podemos estar peor guiados. Lo importante nadie nos lo enseña, y cuando alguno de nosotros se da cuenta, y trata de transmitirlo, el resto hace que escucha y vuelve a poner algún programa de Cris Morena.